El jamón de bodega y el jamón reserva son dos tipos de jamón curado blanco. Ambos proceden del cerdo blanco. Su alimentación se compone principalmente de cereales, legumbres y piensos. El proceso de producción del jamón de bodega y el jamón reserva es bastante similar con sus correspondientes etapas de salado, asentamiento y curación.
Si te estás preguntando cómo distinguir un jamón bodega de un reserva, te diremos que el tiempo de curación marca la diferencia.
Qué es un jamón de bodega
Los jamones clasificados como jamón bodega deben de pasar al menos nueve meses de periodo de curación. A priori, tendrá un coste menor. Por su parte, la paleta necesita unos cinco meses. La mayor parte de los jamones bodega lo puedes encontrar loncheados, envasados al vacío y en taquitos y no en piezas enteras.
Qué es un jamón de reserva
El jamón reserva cuenta con un periodo de curación de al menos 12 meses. En el caso de las paletillas hablamos de siete meses de curación. A la hora de mirar la etiqueta del jamón, debes tener claro que para que sea un jamón de reserva su periodo de curación debe de ser como mínimo un año. Esto influirá tanto en el precio como en el sabor y la calidad.
También puedes encontrar la alternativa de jamón gran reserva. En este caso, su periodo de curación tiene que superar los 15 meses. Los jamones gran reserva son uno de los más demandados en cuanto a precio y calidad.
Diferencias
A simple vista, ambos productos presentan un aspecto similar. Si hablamos de capacidades organolépticas, existen diferencias apreciables. Como ya hemos explicado anteriormente, el jamón de bodega cuenta con un periodo de curación de nueve meses. Por su parte, el jamón de reserva requiere mínimo un año de curación.
Esto hace que el jamón reserva tenga una textura más jugosa y un punto de grasa más conseguido. El tiempo que pasa un jamón curándose establece su calidad y sus cualidades organolépticas: aroma, sabor y textura.
A parte de leer el la etiqueta, hay un truco para diferenciar el tipo de jamón. Por lo general, el jamón bodega no tiende a comercializarse entero. Lo encontrarás ya loncheado.
Usos Culinarios y Maridajes
Jamón de Bodega: Este tipo de jamón, con un sabor suave y textura menos intensa, es perfecto para ser disfrutado en cortes finos como aperitivo o en bocadillos. Combina maravillosamente con pan fresco y tomate rallado, una forma clásica de disfrutarlo en muchas regiones españolas. En cuanto a maridajes, un vino blanco ligero o una cerveza rubia pueden complementar muy bien su delicadeza.
Jamón Reserva: El jamón reserva, con un sabor más pronunciado y textura rica, es ideal para ser el protagonista en platos más elaborados. Puede ser incorporado en recetas que requieren un toque más fuerte de sabor, como en risottos o incluso en platos de pasta. En términos de maridaje, este tipo de jamón se lleva excepcionalmente bien con vinos tintos con cuerpo, como un Rioja o un Ribera del Duero, que equilibran su intensidad.
¿Qué jamón es mejor?
Como acabas de leer, el criterio de curación es la característica que distingue el tipo de jamón que vas a adquirir y consumir. Ambos presentan el mismo proceso de elaboración.
La elección final de comprar un jamón u otro dependerá de tus necesidades e intereses. En cualquier caso, el jamón serrano es un producto exquisito e ideal para saborear en cualquier momento.
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