¿Has probado en alguna ocasión el requesón? ¡Es uno de los grandes protagonistas de cualquier dieta que se precie! Y es que este lácteo, cuyo origen se remonta a siglos atrás, tiene un sabor único y es muy versátil en la cocina. Hoy vamos a hablar de él en profundidad, de qué está hecho, cómo puedes elaborarlo en tu propia casa y cuáles son sus propiedades nutricionales. Y, cómo no, te diremos cómo sacarle el máximo partido. ¡Especialmente en tus postres!
Definición
El requesón es, en realidad, un tipo de queso fresco y blando. Se conoce, sobre todo, por tener una textura granulada, así como un sabor bastante suave, casi cremoso. Su consistencia es muy suave y ligera, lo que hace que encaje a la perfección con muchos postres. Porque aporta ese sabor dulce sin ser empalagoso, y da también un toque de frescura extra.
Se elabora a partir de suero de leche, que es esa parte líquida que queda tras haber coagulado la leche cuando se fabrica el queso. Y, a diferencia de otros quesos, no pasa por un largo proceso de maduración. Es precisamente este detalle el que marca la diferencia, y le aporta esa textura y esa cremosidad tan característica.
Como dato extra sobre el requesón, debes saber que en ciertas zonas de Latinoamérica se conoce como ricota. Así que puede que lo encuentres bajo cualquiera de estas dos denominaciones, indistintamente.
Propiedades
Este lácteo no solo es apreciado por su sabor, sino también por las increíbles propiedades nutricionales que trae consigo. Y es que es muy rico en proteínas, ¡pero bajo en grasas! De esta manera, se convierte en un producto muy interesante a nivel nutricional.
Sus proteínas tienen un alto valor biológico y una gran calidad, puesto que provienen sobre todo de la lactoglobulina y la lactoalbúmina. Estas provienen directamente del suero de la leche, y reúnen en su interior prácticamente todos los aminoácidos esenciales que pudieras necesitar. Además, como ya hemos dicho, tiene un aporte de grasa muy inferior al de cualquier otro tipo de queso. ¡De tan solo 7,5 gramos por cada 100 gramos! Esto es lo que lo ha convertido en una buena opción para dietas en las que se busque una bajada de peso.
Más allá de las proteínas y las grasas que este requesón trae consigo, es interesante señalar que es rico en calcio, potasio y fósforo, además de contener una buena cantidad de vitamina A. Y si a esto le sumamos lo rico que está, y lo versátil que es en la cocina, podremos entender hasta qué punto es todo un acierto.
Cómo se elabora
Hacer requesón casero es mucho más sencillo de lo que pudieras imaginar. Solo necesitarás:
- Leche de vaca o de cabra, que esté entera, fresca y haya sido pasteurizada.
- Limón. Si no tienes, se puede sustituir por vinagre, aunque el resultado será diferente en cuanto a sabor.
- Un poco de sal.
¡Y no tardarás absolutamente nada! Lo primero que tendrás que hacer es ir calentando la leche en una olla, con un poco de sal. Aprovecha ese momento para exprimir un limón, o para hacerte con un poco de jugo de limón que ya estuviera exprimido, porque te hará falta en el siguiente paso.
¡Esto es importante! Antes de que hierva la leche, cuando esté alrededor de los 85 grados, es el momento de agregar ese zumo de limón que ya habías preparado. Remueve para conseguir que todo se mezcle, y retíralo del fuego. Es entonces cuando debes dejar que la leche repose, alrededor de 15 minutos. Por el efecto del ácido en esta leche, verás cómo se corta y su textura comienza a cambiar, volviéndose mucho más grumosa. ¡Es bueno! Así que no te preocupes.
En ese momento, deberás escurrir la leche, ayudándote de un colador de malla y de una gasa. El tiempo durante el que dejes escurrir el requesón va a depender de la textura final que desees. Si te gusta que sea muy cremoso, bastará con unos 30 minutos. No obstante, si eres de los que prefiere que la ricota esté algo más seca, tardarás más.
Cuando abras esta gasa, verás que el requesón ya tiene justo la textura que cabría esperar de este producto. ¡Y ya está listo para consumir! En caso de que quisieras guardarlo para más tarde, recuerda que debes almacenarlo en la nevera en un recipiente que sea totalmente hermético. Estará en buen estado durante más o menos tres días.
Por cierto, que sepas que el suero que te sobrará tras haber preparado el requesón también es útil, y que podrás sacarle partido en muchas recetas de repostería.
Usos culinarios
¿Te estás preguntando en qué recetas puedes usar ahora ese requesón? ¡En muchas más de las que imaginas! Aunque nosotros te vamos a dar algunos ejemplos, para ayudarte a improvisar luego en tu cocina:
- Puedes hacer tarta de limón o tarta de queso, que quedarán muy ligeras y sabrosas.
- Si prefieres recetas más sencillas, puedes hacer peras al horno y echarle requesón, nueces y un poco de miel. ¡Será un postre sencillo, pero delicioso!
- En caso de que prefieras hacer un plato como tal, puedes hacer tortellini rellenos de requesón. Añádeles espinacas, ¡y descubrirás un nuevo mundo de sabores!
- También puedes añadirlo a ensaladas, o a salsas, y experimentar con diferentes ingredientes y acompañamientos.
- Un desayuno perfecto: panecillos dulces con algo de requesón. No solo te sorprenderá lo ricos que son, sino que también son muy sanos.
Aquí te ofrecemos algunas ideas creativas para integrarlo en tus comidas:
- Desayunos Energéticos: Empieza el día con tostadas de requesón y miel, o añádelo a tus batidos y smoothie bowls para un extra de proteínas.
- Comidas Saludables: Utiliza el requesón en ensaladas, como base para dips ligeros o como complemento en wraps y sándwiches.
- Cenas Ligeras: El requesón puede ser el ingrediente principal en platos como lasañas de verduras, relleno para pimientos asados o incluso como aderezo cremoso para tus platos de pasta.
- Snacks Nutritivos: Combina el requesón con frutas frescas, nueces, o semillas para un snack rápido, saludable y satisfactorio.
Alternativas al requesón
Si bien es cierto que el requesón ocupa un lugar muy especial en todas nuestras cocinas, hay otras alternativas que pueden sustituirlo en caso de necesidad. Por ejemplo, el queso ricotta tiene una textura muy similar, aunque su sabor es algo más intenso. También puede servir el queso cottage, cuyo sabor es parecido, pero, en este caso, dispone de una textura algo más densa. Aunque, si nos permites la apreciación, ¡dale una oportunidad al requesón! Porque es muy versátil, encaja bien con muchas recetas diferentes y seducirá cualquier paladar, incluso los más delicados.